Una vez más mirándome al espejo del sentir, a mi vista el mensajero, mi mensaje lo que siento...
Como única compañía la soledad, rodeado por infinidad de sillas despobladas en espera de cálidos cuerpos; a mi alrededor fantasmagóricas figuras me recuerdan a un ayer caducado que es hoy.
Aún así sigo recordándote, rogando a Dios que no cedan éstas que son las cuerdas que me amarran a tu recuerdo, siendo presa fácil de esa melancolía que me acerca a ti.
Las alimañas de la soledad devoran lo que queda de mí que no es mucho, una acelerada corrosión de ha ocupado de roer mi coraza, esta vez una corrosión en forma de dulce sentimiento no retribuido, un amor que parece ser algo como la muerte de los mil cortes, lenta y dolorosa...
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